La biotecnología, según el Convenio de Diversidad Biológica de 1992, abarca una amplia gama de aplicaciones tecnológicas que involucran sistemas biológicos y organismos vivos para crear y modificar productos y procesos beneficiosos. En el ámbito agrícola, esto incluye plantas transgénicas, técnicas de cultivo avanzadas y organismos modificados genéticamente, entre otros.

Sin embargo, en Ecuador, los avances en biotecnología han sido escasos, limitándose en gran medida a la multiplicación de tejidos vegetales en laboratorios universitarios y el uso de microorganismos en el suelo o como insecticidas. Aún no se han desarrollado nuevas variedades de plantas resistentes a enfermedades y plagas, ni capaces de sobrevivir a condiciones climáticas adversas.

Aunque la legislación ecuatoriana prohíbe el uso de semillas modificadas genéticamente, se permite la investigación en este campo. Se espera que, una vez demostrada su eficacia y seguridad, esta prohibición se levante.

El país necesita estar informado sobre el progreso de los planes de investigación liderados por Iniap y la Espol, que han atraído la atención de expertos internacionales. Es crucial que Ecuador invierta en investigación agrícola avanzada para abordar los desafíos que enfrenta el sector agrario y garantizar su sostenibilidad. Esto debería incluir la asignación de un porcentaje significativo del PIB agrario a instituciones de investigación autónomas, con la participación activa de agricultores y sin interferencia política, como un paso hacia el cambio democrático y el desarrollo sostenible del país.

Fuente: El Universo